
Las escenas iniciales de la premiada película brasileña “Ciudad de Dios” (2002) muestran un conjunto habitacional en la periferia de Río de Janeiro que, posteriormente, se convierte en un reducto de pobreza y violencia. A pesar de que la película transcurre en la década del 60, el conjunto habitacional elegido como escenario era un complejo recién construido.
Esta elección, de hecho, no hizo ninguna diferencia ya que, a pesar de los 40 años que separan la época retratada en la película y las filmaciones, las soluciones arquitectónicas utilizadas por los programas habitacionales en el país continuaron siendo las mismas, replicando modelos anticuados y evidenciando el estancamiento del sector.