Mark Wigley asevera que los arquitectos, más que constructores son habladores. "Los arquitectos no hacen objetos sólidos. Ellos hacen discursos sobre los objetos", plantea Wigley en “Typographic Intelligence” (2002). Esto toma particular relevancia si lo vinculamos con la propuesta de discurso del filósofo Michel Foucault, quien plantea en "El orden del discurso" que estos consisten en una serie de enunciados o planteamientos que comunican una cierta idea y que definen todo lo que puede ser dicho sobre un tema a partir de la conformación de una forma particular de entender la realidad.
Los discursos entonces no son solo un glosario particular de palabras, pues más bien abarcan los significados o ideologías planteados por medio de éstas. Dicho esto, quiero hacer alusión a que la arquitectura puede ser entendida como una disciplina en la cual operan un conjunto de discursos administrados por un organismo de control que valida constantemente cuáles de estos generan arquitectura y cuáles no. Y si nos referimos a los discursos que pueden operan en la arquitectura, encontraremos que varios podrían ocuparse paralelamente y justificándose unos a otros, mientras que otros se ignorarían y excluirían —conformando enunciados de verdad diferentes—. Incluso pueden existir estrategias discursivas aparentemente extintas debido a su desuso u ocultación intencionada.