Considerar el contexto en el que se insertará un proyecto es una parte esencial del ejercicio de la arquitectura, ya sea incorporando o negando los elementos preexistentes o teniendo en cuenta las condicionantes propias del entorno en las propuestas. Entender lo que nos rodea como una influencia directa en las decisiones de diseño y la organización del espacio va más allá de simplemente considerar la ventilación natural, la orientación o las vistas, se trata de ver estas condiciones como agentes activos en los proyectos, es decir, como coautores de la arquitectura.
Los casos en los que esta práctica se vuelve más notable son, probablemente, aquellos proyectos en los cuales se le adjudica a la naturaleza un papel protagonista. Esta postura es adoptada por ciertas oficinas, representando una idea central para el diseño de los espacios arquitectónicos.