Este artículo se publicó originalmente en Common Edge como "New York City Promises Affordability Through Rezoning But Delivers Gentrification"
Decenas de barrios de la ciudad de Nueva York han sido recientemente repensados y rezonificados sobre una base de supuestos inventados, datos burdamente manipulados y promulgados por los funcionarios de la ciudad, y afirmaciones artificiosas que prometían promover la diversidad, el acceso a una vivienda digna y la inclusión social. Sin embargo, ninguna de estas expectativas y proyecciones logró realmente materializarse. De hecho, en la práctica, el resultado ha sido exactamente el contrario: actualmente existe menos diversidad, la disponibilidad de viviendas asequibles es menor y, en consecuencia, se ha generado una mayor segregación, dando inicio a un proceso de gentrificación generalizado. Sin embargo, a pesar de que esto representa un gran problema para muchos habitantes, se habla muy poco de ello y los desarrolladores siguen aprovechando las reglas de juego de la nueva zonificación para su propio beneficio. Y así la ciudad, para alegría de unos pocos y tristeza de muchos, se va transformando en un lugar más injusto. Esta es la situación que Roberta Brandes Gratz explora en su más reciente artículo titulado "New Tork City", analizando cómo las leyes de zonificación han generado lo contrario a lo que predican.
A medida que la desigualdad de ingresos ha aumentado en los últimos años, se ha puesto en duda el papel de la filantropía. ¿Son las donaciones benéficas de los individuos ricos y las empresas poderosas siempre una fuerza positiva, o es esa conexión con la riqueza y el poder un compromiso inevitable? ¿A quién benefician realmente las donaciones filantrópicas, a los beneficiarios o a los donantes? Son preguntas complicadas. Pero las donaciones verdaderamente inteligentes son una fuerza transformadora. No sólo pueden financiar causas valiosas, sino que, si se hacen en el momento adecuado, pueden sembrar las semillas del cambio social.
Este artículo fue publicado originalmente en Common Edge bajo el título "When It Comes to Climate Change, Traditional Practice Is Broken."
Los diagnósticos sobre diseño sostenible en Estados Unidos se presentan, para muchos, como una especie de test de Rorschach. Por un lado, pareciera que el sector de la construcción avanza con pasos firmes hacia objetivos de emisiones de carbono nulas, pero por el otro, pareciera que la disciplina evoluciona con demasiada lentitud, sin lograr alcanzar los objetivos clave mientras el reloj ecológico sigue avanzando sin detenerse. La verdad desconcertante de todo esto es que ambas perspectivas son aparentemente ciertas. En las últimas décadas, el sector se ha vuelto mucho más eficiente desde el punto de vista energético. Hemos aumentado el número de edificios aplanando la curva energética y el costo de las energías renovables sigue bajando. Pero se necesita mucho más, y mucho más rápido. También, todavía siguen existiendo enormes obstáculos. Sin una red renovable y códigos energéticos estrictos, es difícil ver cómo podremos descarbonizar completamente el sector de la construcción incluso en 20 años, y mucho menos en el plazo sugerido por los científicos del clima. Es el clásico escenario de buenas y malas noticias (o viceversa, según el estado de ánimo).
En un artículo de Common Edge, hablé brevemente de un concepto que llamo la "Mentira del triple fondo", que postula que más personas, más un mayor consumo de cada persona, más un sistema económico completamente dependiente de los elementos antes mencionados, pueden seguir funcionando para siempre, sin consecuencias. Históricamente, Estados Unidos ha aceptado el significado económico del crecimiento sin fin porque redujo el conflicto de clases. Sin embargo, nos estamos acercando a los límites del crecimiento, tanto desde el punto de vista de los recursos (nos estamos quedando sin materias primas) como desde el punto de vista tecnológico (nuestros inventos son cada vez menos revolucionarios).
https://www.archdaily.co/co/956513/el-crecimiento-sostenible-sin-fin-es-un-oximoronChristopher L. Cosper
El diseñador Paul Wellington, con sede en Milwaukee, Estados Unidos, es el autor de Black Built: History and Architecture in the Black Community, un libro que documenta más de 40 obras de arquitectura en todo el país por arquitectos afrodescendientes que han tenido un impacto directo en las comunidades de color. Ahora está trabajando en un nuevo libro que se centrará en las arquitectas afroamericanas en un campo dominado por hombres blancos. Hablé con Wellington sobre el nuevo libro, lo que aprendió a través de su investigación sobre arquitectos de color y su trabajo, y el futuro de aumentar las filas de arquitectos en los EE. UU.
https://www.archdaily.co/co/955188/figuras-ocultas-historia-y-arquitectura-de-la-comunidad-negra-en-los-estados-unidosMichael J. Crosbie
Para la mayoría de las personas, llamar a un lugar "sagrado" lo designa como un lugar importante, generalmente asociado con la espiritualidad. Podría ser el escenario de rituales religiosos (como el espacio sagrado de una iglesia, sinagoga o mezquita), un lugar donde ha ocurrido algún evento descrito como "milagroso" (como el avistamiento de la Virgen María en Lourdes, Francia, que se convirtió en un lugar de peregrinaje), o un lugar que albergaba el cuerpo de la deidad (pensemos en la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, construida sobre lo que se cree que es la tumba de Jesucristo).
https://www.archdaily.co/co/955739/sobre-el-asalto-al-edificio-del-capitolio-en-los-estados-unidosMichael J. Crosbie
Asistí a la escuela de posgrado, en geografía, en Tucson, Arizona, Estados Unidos, a fines de la década de 1990. Tucson tiene fama por varias cosas, incluida su herencia mexicano-estadounidense, sus chimichangas, sus islas del cielo y su abundante población de cactus saguaro.
Este artículo se publicó originalmente en Common Edge como "Presenting Architecture as Progressive, but Practicing Through Exclusion".
Para una profesión a la que le gusta presumir por lo bienintencionada que es y que se ve a sí misma como liberal, diversa, abierta y progresista, la arquitectura británica tiene un serio problema con la diversidad de casi todo tipo. A lo largo de la historia y hasta hoy, es un territorio dominado por personas de entornos acomodados. Aunque el Reino Unido ha sido responsable de la formación de muchas arquitectas brillantes, la industria aún no logra regular los salarios entre hombres y mujeres. Como consecuencia, la profesión de la arquitectura ha visto históricamente una gran pérdida de mujeres arquitectas después de los 30 años de edad, principalmente porque no ha sido capaz de proporcionar un equilibrio entre el trabajo y la vida familiar. Étnicamente hablando, la arquitectura es una profesión mayoritariamente blanca, considerando que estamos entrando en el año 2021. Un pequeño logro es el haber aceptado a la comunidad LGBTQ dentro de la disciplina, pero como ocurre con las mujeres y las minorías religiosas y étnicas, historias de comentarios poco profesionales, bromas inapropiadas, muchas veces dichas de manera "inocente" y la mirada en menos de su genero, rondan en el área.
Casi todo el mundo odia las salas de espera. Aquí hay cuatro estadísticas sobre estas de una encuesta administrada por Software Advice, un grupo de consulta con sede en Austin, Texas: el 80% de los y las encuestados y encuestadas dijeron que si se les dijera el tiempo de espera exacto minimizaría total o algo su frustración; El 40% dijo que estaría en disposición de ver a otro u otra profesional de la salud, si eso significase un tiempo de espera más corto; El 20% estarían a disposición de pagar una tarifa adicional por un servicio más rápido; y el 97% (¡prácticamente nuestra totalidad!) sienten frustración por los tiempos de espera. Y ahora, las salas de espera, además de ser algunos de los lugares más tristes del mundo, se han convertido en uno de los lugares más fáciles del mundo para contagiarse.
Durante la semana pasada, he visto al menos dos grandesartículos de la prensa sobre migración climática, y a medida que más personas parecen estar proyectando su próximo lugar de mudanza, entre Dakota del Norte y cualquier otro lugar con la palabra "norte". A menudo, en un aplanamiento simplificado y de un solo tema de la gama completa de cambios que ocurren a nuestro alrededor.
En 2005, mientras era estudiante de arquitectura en Columbia, mis compañeros de clase quedaron alucinando cuando acudieron en masa a un estudio de arquitectura cuya misión era diseñar un Museo Guggenheim completamente nuevo en Governors Island. Debo admitir que la perspectiva de exhibir un espectáculo para el show de fin de año de Columbia fue seductora. Pero realizar una investigación para esa clase solo requería viajes en metro y ferry y en ese mismo momento se estaba presentando la oportunidad de ir a Roma a estudiar un programa sobre preservación histórica. Decidí dejar de crear formas icónicas con papel para Nueva York y tomé la decisión de viajar a la Esposizione Universale Roma durante una semana ese otoño.
Soy un relativo recién llegado al medio Oeste de Estas Unidos, y de todas las cosas que han capturado mi atención permanente, una de ellas son las torres de agua. En mi estado natal adoptivo de Minnesota, están por todas partes. Estas altas maravillas de ingeniería se elevan a más de 46 metros y asumen todo tipo de formas y hazañas metalúrgicas, desde la pedesfera y las estructuras de columnas estriadas, conocidas coloquialmente como "pelota de golf en un tee" y "linterna", respectivamente, hasta los tanques multicolumnas esferoides y elipsoides que, según la leyenda, fueron objeto de frenéticos disparos durante la transmisión radial de Orson Welles de "La Guerra de los Mundos". Puedo atestiguar que cuando llega el atardecer, esas torres de múltiples patas —o, más bien, sus siluetas— pueden parecer de otro mundo.
https://www.archdaily.co/co/952702/torres-de-agua-infraestructura-iconica-oportunidad-infrautilizadaJustin R. Wolf
Pasé cuatro días gloriosos en Copenhague el 2017 y me fui con un caso agudo de envidia urbana. (No dejaba de pensar: es como... un puerto americano, excepto que mejor.) ¿Por qué no podemos hacer ciudades como esta en los Estados Unidos? Esa es la pregunta que un nerd urbano como yo hace mientras pasea por las famosas calles peatonales, mientras hordas de daneses rubios y en bicicleta pasan rápidamente.
¿Cuántos profesores de arquitectura estadounidenses saben que existe un tratado chino equivalente a Los Diez libros de arquitectura de Vitruvio? Sospecho que muy pocos. Enseñé historia de la arquitectura durante más de 20 años antes de descubrir el maravilloso Yingsao Fashi, un libro de la dinastía Song escrito por un prominente funcionario de la corte que, hasta donde sabemos, no era arquitecto ni constructor. De hecho, antes de la dinastía Ming ningún templo, palacio o santuario prominente en China fue diseñado por un arquitecto porque el concepto de una sola mente maestra a cargo de un proyecto de construcción era ajeno a la forma de diseñar entornos de cualquier tipo en Asia oriental.
https://www.archdaily.co/co/949656/por-que-no-se-ensena-arquitectura-china-en-los-estados-unidosMark Alan Hewitt
¿Cómo surgió la arquitectura moderna? ¿Cómo evolucionamos tan rápidamente de una arquitectura que tenía ornamentos y detalles a edificios que a menudo estaban en blanco y carecían de detalles? ¿Por qué la apariencia de los edificios cambió tan drásticamente a principios del siglo XX? La historia sostiene que el modernismo fue el impulso idealista que surgió de los escombros físicos, morales y espirituales de la Primera Guerra Mundial. Si bien también hubo otros factores en juego, esta explicación, aunque indudablemente cierta, ofrece una imagen incompleta.
A mediados de la década de 1990, cuando era editor en Progressive Architecture, los miembros del jurado del programa de premios de la revista otorgaron un premio de diseño urbano a Peterson Littenberg Architects por un plan que la pequeña firma de Nueva York había ideado para el entonces estancado Lower Manhattan.
En ese momento, el extremo sur de Manhattan estaba clasificado como el tercer distrito comercial más grande del centro de los Estados Unidos. La apretada 1 milla cuadrada contenía un grupo de edificios venerables, entre ellos la Bolsa de Valores de Nueva York, la antigua sede de J.P. Morgan, y el neorrenacentista Banco de la Reserva Federal de Nueva York. Aunque la gran mayoría de los estadounidenses consideraba al distrito como un poderoso centro financiero, las personas cercanas a la escena lo veían como un lugar con perspectivas sombrías. Más de una cuarta parte de su espacio comercial estaba vacío. Las empresas salían del Bajo Manhattan hacia Midtown y lugares más distantes. Muchos de los edificios de oficinas se consideraron obsoletos.
La pandemia de COVID-19 ha impulsado el cambio en casi todos los aspectos de nuestras vidas. Pero ¿qué significa eso para la arquitectura? He estado en mi oficina 135 de los 140 días desde que el gobernador de Connecticut Ned Lamont declaró que la “construcción” (y todos sus oficios constituyentes, incluido el “diseño”) es esencial. Durante dos meses estuve solo, luego vino un empleado durante uno o dos días al mes, luego otros, finalmente todos, pero la mayoría seguía trabajando desde casa. La oficina siguió funcionando.
No hay nada como una crisis para unir a las personas. Después del huracán Katrina, más de 9,000 ciudadanos participaron en el desarrollo del Plan Unificado de Nueva Orleans que nuestra firma Concordia coordinó en colaboración con otros 12 equipos de planificación. Ahora estamos trabajando con otro grupo estelar en un proyecto llamado LA Safe, con el objetivo de crear un plan para los residentes del sur de Luisiana que estarán entre los primeros en experimentar los devastadores impactos del aumento del nivel del mar.