Tejer no es solo una habilidad técnica, sino también una forma de diseñar experiencias materiales. Participar en el proceso de tejido nos permite estructurar, comunicar, reflexionar y conectar con nuestros diseños. Al experimentar con diferentes estructuras de tela, obtenemos información sobre cómo los materiales se comportan bajo tensión y compresión. Este alcance nos ayuda a empujar los límites de los textiles y sus limitaciones, dando como resultado diseños que estiran y prueban las propiedades de los materiales.
En la arquitectura, el mecanismo constructivo del tejido centra el refugio en el proceso de construcción. En este sentido, el refugio se convierte en una manifestación directa de la producción de materiales. Además, el tejido ofrece numerosos beneficios ambientales y sociales al crear refugios que interactúan activamente con los materiales, herramientas, tecnologías y potenciales creativos, apoyando así la creación de lugares.