Este proyecto nace como respuesta a un concurso convocado por la Escuela de Arquitectura de Málaga para una intervención efímera con motivo de la Noche en Blanco. Un evento muy relevante para la vida cultural de la ciudad, donde las personas salen a la calle para empaparse de conocimiento y sumergirse en el mundo del arte y la cultura.
El evento gira alrededor de los sueños, por lo que esa noche lo onírico invade las calles de la ciudad. Adentrarse en el mundo de los sueños conlleva perder las referencias de lo que es real. En este espacio fluyen los sentidos sin la necesidad de entender lo que está más allá de lo surreal, comprendiéndolo como un lugar totalmente abierto a los usuarios.
Entendiéndolo de esta forma, la propuesta buscó generar espacios donde dejar volar la imaginación, donde el mundo real quedase fuera para dar paso a una gruta de sueños, una cueva de tela, sin más referencias que nuestro propio subconsciente, dejándose guiar por nuestros sentidos y apropiándonos del lugar desde lo más íntimo, las sensaciones.