Favelas, guetos, campamentos, villas miserias, chabolas... y la lista sigue.
Ya sabemos que la demanda habitacional en nuestras ciudades continuará creciendo, quizás indefinidamente, y en 2050 más de dos tercios del planeta vivirá en ellas. Con eso en mente, ¿será tiempo de repensar cómo nos referimos a las diferentes de urbanización?
Río de Janeiro es una ciudad de imágenes y sonidos. Tan diversa como su gente es la impresionante colección de arquitectura que se encuentra en la segunda ciudad más poblada de Brasil; desde arquitectura histórica eurocéntrica hasta maravillas modernas regionalistas del siglo 20, sin dejar de mencionar la presencia de una gran cantidad de espacios culturales contemporáneos. La combinación de terrenos montañosos, una exuberante selva tropical y el océano inspira a muchos a crear una arquitectura viva y única.
Como preparación para los Juegos Olímpicos 2016, la ciudad ha contratado a un grupo de arquitectos de renombre internacional, entre ellos Santiago Calatrava, cuyo trabajo se une a la importante obra de arquitectos locales como Oscar Niemeyer. Pero más allá de su arquitectura de primer nivel, Rio de Janeiro es el hogar de miles de residentes que viven en las ahora famosas favelas, tema interesante de investigación para los interesados en el concepto del crecimiento urbano espontáneo. En Rio existe un edificio para prácticamente cada fanático de la arquitectura.
"La construcción de una vivienda requiere de tiempo y dinero", dice Marcio, un residente local de “Complexo do Alemão”, una de las numerosas favelas de Río de Janeiro, mientras me hace un recorrido por su casa. Esta es la razón por la que las viviendas a menudo se construyen en el transcurso de varias generaciones: se puede establecer un piso, se erigen unas columnas (con estructura de fierro sobresaliente), y se instala una techumbre liviana, pero todo esto es sólo para demarcar el lugar donde el próximo constructor debe terminar el trabajo. "La construcción de un techo con tejas, no es un signo de la riqueza aquí, más bien significa que no hay suficiente dinero para continuar la construcción de la casa ", explica Manoe Ruhe, un urbanista holandés que ha vivido en la favela durante los últimos seis meses.
Un arquitecto que siempre ha estado fascinado por la manera de vivir de la gente, ha venido a hacer una residencia en El Barraco # 55, un centro cultural en el “Complexo do Alemão”, con el fin de aprender cómo sus ciudadanos se dedican a la construcción de sus comunidades. Tenía muchas preguntas: ¿Existen reglas de construcción? ¿Cuáles son las características comunes de cada casa? ¿Siguen la misma tipología? ¿Cómo son los interiores de las viviendas? ¿Qué técnicas de construcción y materiales se utilizan?