El 26 de abril de 1986 la central nuclear de Chernobyl, localizada al norte de Ucrania, en la ciudad de Pripyat, sufrió una catastrófica falla que derivó en la fusión de su núcleo y por consecuencia, en una serie de explosiones que dispersaron material radiactivo en grandes áreas de Ucrania, Bielorrusia y Rusia. Más de 50.000 personas fueron evacuadas al día siguiente, y en los sucesivos 14 años otras 300.000 personas fueron trasladadas, determinando una zona de exclusión que hoy abarca 2.600 kilómetros cuadrados y que, muy probablemente, permanecerá inmóvil durante cientos de años. Al día de hoy, el costo humano derivado del desastre es aún desconocido. Se estima que entre unas 4.000 y 200.000 personas se verán afectadas a lo largo de su vida por cánceres y enfermedades atribuibles al incidente. Junto con el Desastre Nuclear de Fukushima de 2011, la falla de Chernóbil es uno de los dos únicos acontecimientos nucleares de nivel 7 de la historia.
Hoy, 33 años después, el incidente de Chernobyl sigue siendo una de las evidencias más impactantes del dominio de la humanidad por sobre su medio ambiente, pero también una de las demostraciones más poderosas de cómo fácilmente ese dominio puede transformarse en catástrofe. A pesar de esto, la humanidad se ha caracterizado por su resistencia, y a lo largo de la historia ha sabido utilizar todos los medios disponibles para corregir los problemas que se ha causado a sí misma. En este marco, les presentamos esta serie de estructuras construidas por hombres y mujeres con el fin de mitigar los efectos de desastres provocados por la propia humanidad, tanto en los tiempos pasados como en los futuros.