Enrique Ortíz, Alejandro Suárez, Gustavo Romero y Ernesto Alva Martínez son algunos personajes pioneros de la arquitectura social en México, y en vistas de la próxima Bienal de Venecia cuyo enfoque se centra en este tema social, tuvimos la oportunidad de conversar con ellos y nos entregaron testimonios, anécdotas y reflexiones sobre cómo la metodología de diseño participativo, basada en la colectividad y lo social e impulsada por éstos y más arquitectos mexicanos desde la segunda mitad del siglo pasado, se ha convertido en un elemento de gran peso que determinará el futuro desarrollo arquitectónico en México.
Varios organismos se asocian con la notable labor de estos actores de la arquitectura social mexicana, como son el Autogobierno de Arquitectura en la UNAM, COPEVI (Centro Operacional de Vivienda y Poblamiento) y el trabajo realizado en uno de sus ejemplos más exitosos, la Cooperativa Palo Alto, y que dentro de los cuales hasta la fecha, sostienen que la arquitectura no debe ser un ente aislado; sino por el contrario, necesita de la integración de otras materias, como la política, para su prosperidad en la sociedad.
"No puedes llegar con la arquitectura e imponerla a un lugar, sino que las cosas deben salir de la cultura de la gente, de lo que es la gente", comenta Enrique Ortíz.