En Copenhague, durante el Día Internacional de la Luz de la UNESCO 2024, The Daylight Award ha anunciado al arquitecto y profesor español Alberto Campo Baeza como galardonado en la categoría de arquitectura y al profesor alemán de cronobiología Till Roenneberg por su investigación científica sobre el impacto de la luz natural. Las dos categorías crean un puente interdisciplinario entre campos, fundamentando el pensamiento arquitectónico con una investigación de alto nivel. Ambos ganadores han sido elogiados por sus investigaciones científicas sobre temas como los ritmos circadianos y las dependencias en el caso del profesor Roenneberg, y las cualidades poéticas obtenidas mediante el uso de la luz natural en las obras arquitectónicas de Alberto Campo Baeza.
Acorde a las condiciones climáticas de cada región y su entorno de implantación, los cerramientos exteriores juegan un rol fundamental al proporcionar a los espacios interiores las condiciones de climatización y ventilación necesarias para que se vuelvan habitables y confortables. Si bien existen diversas estrategias y diseños bioclimáticos que pueden aplicarse para alcanzar la eficiencia energética, la determinación de la materialidad, la elección de los herrajes y la definición de las tecnologías de apertura y cierre colaboran en el desempeño de las fachadas aportando funcionalidad y un alto grado de adaptabilidad a los usos contemporáneos, entre otros factores.
La madera ha desempeñado un papel importante en la arquitectura mexicana contemporánea debido a su versatilidad, sostenibilidad y la conexión cultural que tiene con la historia arquitectónica del país. Actualmente, la arquitectura en México se ha posicionado mundialmente por su sensibilidad y maestría en el diseño de los espacios cotidianos a través de distintas técnicas que atienden temas de sostenibilidad, estética y diseño bioclimático.
La luz del sol ha sido una parte integral de la vida desde que el sol y la tierra comenzaron su danza. El bienestar que proporciona la luz natural es un tema recurrente en la cultura humana, presente en la música popular, la moda, la fotografía e incluso en nuestros ambientes más lujosos.
Pero el deseo de nuestros cuerpos por la luz del sol es más que un simple sentimiento. La investigación científica ha demostrado que ayuda a nuestro cuerpo a producir más melatonina, que ayuda a dormir y reduce el estrés, que la vitamina D mejora la inmunidad y fortalece los huesos y que la serotonina combate la depresión. Además de ayudarnos a llevar vidas más saludables y felices, la investigación sugiere que el sol también nos ayuda a vivir más tiempo.
La luz natural ha demostrado ser un excelente elemento formador con el que la arquitectura puede crear ambientes dinámicos. Pionero en el diseño de iluminación, William M. C. Lam, (1924-2012) enfatizó en su libro "Sunlighting as Formgiver" que la consideración por la luz del día va mucho más allá del ahorro de energía. Los arquitectos ya han encontrado numerosas formas de implementar la luz natural y el hecho de proponer una tipología de iluminación coherente puede ser un objetivo valioso durante el proceso de diseño. Sin embargo, las revisiones de la iluminación natural se centran principalmente en el consumo de energía.
Sin embargo, Siobhan Rockcastle y Marilyne Andersen desarrollaron un enfoque cualitativo en la EPFL de Lausana. Su interés fue impulsado por la diversidad espacial y temporal de la luz del día, creando una matriz de 10 tonos de luz natural.
Las soluciones de construcción tradicionales tienden a funcionar bien en sus respectivos contextos, ya que han resistido cientos de años de pruebas y mejoras, y utilizan técnicas y materiales disponibles localmente. Si bien la globalización y la democratización del acceso a la tecnología han traído más comodidad y nuevas oportunidades a la humanidad, también ha llevado a la homogeneización de las soluciones en el sector de la construcción y a la dependencia de las cadenas de suministro globales de materiales y componentes de construcción. Esto también ha provocado una ruptura en la forma de transmitir el conocimiento a las nuevas generaciones y, eventualmente, la desaparición de las tradiciones.
En particular, el tema de las soluciones de refrigeración pasiva para edificios está teniendo un resurgimiento en la actualidad, con un esfuerzo por recuperar técnicas antiguas utilizadas a lo largo de la historia en lugares que siempre han tenido que lidiar con climas cálidos. Esto es aún más evidente por los altos costos energéticos que impone el enfriamiento artificial, el escenario de calentamiento global, y principalmente porque, dentro de las proyecciones de crecimiento poblacional, una parte importante de las megaciudades se ubicarán en los climas predominantemente cálidos de África y Asia. Cuando pensamos en el futuro, ¿es posible inspirarnos en el pasado y aplicar técnicas antiguas de enfriamiento a los edificios contemporáneos?
Ya sea un pequeño balcón, el acceso a un espacio verde o un jardín privado, el espacio al aire libre se ha convertido en un privilegio para muchos, especialmente en los albores de la pandemia de Covid-19 y los múltiples períodos de confinamiento que siguieron. Los espacios verdes en la ciudad están constantemente bajo amenaza, particularmente porque los gobiernos buscan aumentar la densidad de viviendas para satisfacer la creciente demanda de desarrollo suburbano. Como resultado, el jardín y el acceso a los espacios verdes y al aire libre ha disminuido en los últimos tiempos, ya que las prioridades se encuentran en la vivienda y su producción en la mayor cantidad posible, a menudo sin tener en cuenta sus beneficios como el acceso a las áreas exteriores en los desarrollos residenciales.
En términos de calidad de vida, la falta de acceso a estos espacios presenta desigualdades evidentes, que se han descubierto durante los períodos de confinamiento y restricciones que demandó la pandemia. Las personas estaban confinadas en sus casas y espacios al aire libre locales, donde podían hacer ejercicio. Aquellos que tenían acceso a estos espacios públicos y tenían sus propios jardines o espacios exteriores tuvieron mucha suerte en el sentido de que pudieron disfrutar de un elemento del exterior. Mientras que los menos afortunados en pisos y áreas más ajustadas se enfrentaron a condiciones claustrofóbicas y desmoralizantes, contenidos dentro del caparazón de sus hogares.
Para la mayoría de las personas, la vida moderna requiere pasar la mayor parte del día en espacios interiores; de hecho, según un informe de la Agencia de Protección Ambiental, la persona promedio pasa alrededor del 90% de su vida en interiores. Como resultado, esto implica perderse los beneficios para la salud asociados con la exposición a la luz solar, como la absorción de vitamina D, la regulación de los ritmos circadianos, niveles más altos de energía e incluso un mejor estado de ánimo. Así, una opción es aumentar la cantidad de tiempo que pasamos al aire libre. Pero dado que la mayoría de las funciones diarias se llevan a cabo dentro de los edificios, es crucial incorporar y priorizar la iluminación natural en los interiores.
Ya sea mediante lucarnas tradicionales, claraboyas superiores, aberturas lineales, tragaluces tipo linterna o cubiertas tipo shed, la manipulación e incorporación de luz natural en los proyectos arquitectónicos puede significar un cambio radical en la percepción de los espacios interiores y las atmósferas. La cocina, como espacio de trabajo, es considerada en muchos proyectos de viviendas como un área central donde los residentes pasan una gran cantidad de tiempo de sus vidas diarias. Brindar una buena calidad de luz permitirá incrementar el confort visual y proporcionar un mayor bienestar a quienes realicen tareas en esos espacios.
Las personas tienen necesidades fundamentales que deben satisfacerse para sobrevivir, incluyendo el oxígeno, el agua, la comida, el sueño y el refugio. También tienen requisitos secundarios, uno de los cuales es la luz del día. Al pensar en cómo los edificios pueden mantener a las personas saludables, es importante recordar que la luz natural es esencial para el bienestar. De hecho, los ritmos circadianos humanos dependen de ella.
Imagínese si la luz no solo proporcionara una visibilidad óptima para las tareas, sino que también transmitiera significados. Los estándares con niveles de lux recomendados para diversas tareas visuales han llevado a una comprensión cuantitativa de la iluminación. Sin embargo, la iluminación también se puede utilizar para contribuir a la emoción en las habitaciones y estructurar la arquitectura. ¿Sería adecuado considerar la iluminación como un lenguaje emitido por arquitectos o interioristas y recibido por habitantes y ciudadanos? Agregar una perspectiva semiótica puede ayudar a reconocer cómo la luz y la sombra contribuyen al significado del entorno construido.
A través de una encuesta de 2016 realizada a 400 empleados en los Estados Unidos, Saint Gobain descubrió que los ocupantes de los edificios de oficinas habitualmente se quejaban de la mala iluminación, la temperatura, el ruido y la calidad del aire, reconociendo la importancia de mejorar la iluminación y el confort térmico en los edificios al mismo tiempo que mantener un bajo consumo energético y la libertad de diseño para arquitectos y clientes. Su solución fue SageGlass, un innovador vidrio creado por primera vez en 1989 y desarrollado a lo largo de las últimas tres décadas. El vidrio, que cuenta con un acristalamiento dinámico que protege del calor solar y el deslumbramiento, optimiza simultáneamente la entrada de luz natural. Una solución estética y sostenible, que se adapta a las condiciones externas disipando la necesidad de persianas o parasoles.
https://www.archdaily.co/co/960287/mas-luz-natural-menos-deslumbramiento-y-calor-como-funciona-el-vidrio-que-se-tine-automaticamenteLilly Cao
La incidencia solar es una de las variables más importantes a considerar en los proyectos arquitectónicos, ya que incide en una serie de decisiones que van desde la orientación del edificio en el terreno hasta la especificación de las ventanas. En este sentido, el estudio adecuado no solo de la incidencia, sino también de la trayectoria del sol, es fundamental para promover el confort lumínico en los ambientes internos de un edificio.
Mientras que parte de la sensación de confort y bienestar en un ambiente interno está relacionada con factores externos a la edificación, como la iluminación y ventilación natural, otra parte está directamente asociada con la distribución espacial interna y las sensaciones provocadas en los habitantes de dicho espacio a través de la arquitectura.
Conciliar todos los factores que aportan un mayor confort y bienestar en los espacios interiores es siempre un reto en un proyecto arquitectónico, especialmente en ambientes con áreas pequeñas, donde el espacio debe aprovecharse al máximo y no siempre existe la posibilidad de prever grandes aperturas en el exterior o ni siquiera para albergar todas las funciones del programa de forma convencional.
A la hora de crear espacios arquitectónicos, numerosos arquitectos y arquitectas coinciden en que no solo es importante, sino también necesario, incorporar luz natural en los interiores, abordando diversas estrategias para regular su cantidad y definir cualidades como su matiz y direccionalidad. A pesar de esto, en proyectos residenciales, donde los requerimientos de privacidad suelen ser mayores que en, por ejemplo, edificios de usos compartidos –oficinas, restaurantes, locales-, a la hora de definir las características de los cerramientos muchos optan por operar con materiales que aseguren grados de protección visual más altos y diluyan el contacto con los exteriores públicos -ya sea mediante la incorporación de elementos opacos, o mediante envolventes y tamices-. Sin embargo, hay algunos materiales que permiten asegurar el ingreso de una gran cantidad de luz natural controlada durante el día, pero sin que ello implique una pérdida de privacidad.
Cuando se habla de arquitectura bioclimática, principalmente se hace referencia a las prácticas que buscan reducir los consumos de energía y el impacto ambiental de los edificios, ya sea durante su construcción –utilizando, por ejemplo, materiales que disminuyan la huella de carbono o incorporando procesos responsables y adecuados al sitio donde se implantan- o durante suvida útil. Esta combinación de elementos, da como resultado arquitecturas pasivas que aspiran a lograr una reducción en el consumo de energía a largo plazo –ya sea complementando ciertos sistemas mecánicos de ventilación, calefacción y enfriamiento con otros medios pasivos o utilizando en su totalidad sistemas alternativos- mediante la adecuación del diseño, su geometría y su orientación, al relieve, el clima, la vegetación natural, el asoleamiento y la dirección de los vientos predominantes del territorio donde se emplazan.
En ciudades como Hanoi y Saigón, en Vietnam, no es extraño si estás caminando por la calle y ves casas con fachadas sorprendentemente estrechas en contraste con el apilamiento de tres a cinco pisos, con aberturas de ventilación y luz natural solo en la fachada frontal. Estas son las conocidas Tube Houses (Casas Tubo). Tradicionalmente, según relatos de la antigua cultura popular, este modelo habitacional tenía tal configuración a favor de calcular los impuestos en función del área de la fachada, pero la verdadera razón es el mejor aprovechamiento del suelo, permitiendo un mayor número de lotes. en el mismo bloque.
Sin embargo, los restos del pasado ahora se reinterpretan a través de proyectos desarrollados por arquitectos vietnamitas contemporáneos. Las fachadas arcaicas dan paso a soluciones innovadoras; también reciben un pozo de luz para iluminación y ventilación natural; patios y jardines interiores; incorporación de vegetación en diferentes ambientes; medios niveles, etc; habilitando proyectos con espacios de la más alta calidad. Con eso en mente, hemos armado un conjunto de 15 proyectos de Casas Tubo acompañados de sus respectivos cortes que seguro les sorprenderán. Exploren a continuación: