Son muchos los movimientos que reivindican alternativas a la actual movilidad en las ciudades, hechas por y para la circulación de vehículos y lastradas por la vieja mentalidad urbanística que ponía en el centro de todo al coche. Los motivos también son muchos: mejorar la salud de las personas, empezar a usar de forma más racional los recursos económicos a la hora de movernos, rebajar los niveles decontaminación (tanto la acústica como la atmosférica), e incluso la propia eficacia a la hora de desplazarnos empleando el menor tiempo posible.
Sí, nos referimos a los eternos e inevitables atascos diarios que todos hemos sufrido.
Entonces, si todos son ventajas para todos los sectores, ¿por qué no tenemos ya implantado un sistema alternativo de movilidad en nuestras calles? Hay muchas respuestas a esas preguntas. Empezando por la resistencia al cambio de parte de la ciudadanía, a la falta de priorizar este tema en los programas políticos, pasando porque no hay un modelo universal ni mágico que pudiera solucionar todos los problemas de golpe en todos los lugares. Superando estas barreras, podemos empezar poranalizar quién usa en la actualidad las calles, quiénes no y sus motivos.