Antes de que el director Michael Bay quedara encasillado por la taquillera pero a la vez repetitiva saga de “Transformers”, sus obras se caracterizaban por ser efectivas cintas que combinaban acción trepidante con guiones dinámicos y actuaciones que se volvían icónicas gracias a un contexto sólido y coherente. “The Island” es un ejemplo contundente de esto último, transportándonos hacia una realidad fría, mecanizada y cruel en donde el humano se ha convertido en un producto más del mercado.
Si uno asiste al visionado sin conocer a fondo los detalles de la obra, se nos presenta primeramente una sociedad humana la cual ha sobrevivido los estragos de un desastre biológico. Refugiados dentro de una enorme instalación compuesta por grandes torres departamentales, la población humana sobrevive a esta realidad con la promesa de un futuro reconstruido. Se cuentan con todos los servicios y comodidades, pero todos los aspectos de la vida están monitoreados y estrictamente controlados por una sola autoridad, quien dicta cuales acciones son más favorables para cada quien.