Nuestra imaginación puede llegar muy lejos con el cine, y tal vez por eso la arquitectura ha estado estrechando lazos con el arte de la imagen en movimiento. Nuestra mente puede ser llevada a mundos utópicos donde vivimos otras realidades con los ojos y la piel; Las películas pueden llevarnos a lugares nuevos y distantes donde nos enfrentamos a realidades que nos son extrañas.
Pero además de transportarnos a lugares remotos, las películas pueden asumir el papel de vehículos para la crítica social, en sus implicaciones más amplias. Como era de esperar, se ha hecho durante casi el mismo tiempo que el cine en sí, pero sigue siendo relevante. Lo que cambia es el tipo de crítica que ha evolucionado con el tiempo y con las formas de vida de la sociedad. En este sentido, uno de los problemas más emergentes de la actualidad es el cambio climático, o, más preciso aún, la crisis climática, que, por su amplitud y peso, es un tema de interés en cualquier idioma, desde la arquitectura hasta las artes y, por supuesto, el cine.