Como quien salta de un avión y planea por el aire buscando el lugar ideal, cae en 2004 Paracaidista, av. Revolución 1608bis sobre el Museo Carrillo Gil en Ciudad de México. La obra comprende una estructura de gran magnitud que, sin irrumpir en el edificio, se agarra estratégicamente de su fachada y despliega un gran cascarón descendente y alargado. Es de color rojo y de forma abultada. Crece periódicamente y como un parásito se acomoda poco a poco hasta extenderse por casi toda la esquina del museo.
Cuando un organismo está débil es fácil de atacar o es propenso a adquirir una enfermedad. En ese momento el museo estaba muy abandonado y es cuando Héctor Zamora se las arregla para saltar de las maquetas, y demás experimentos en el taller, a una intervención en el exterior para crear un espacio habitable sobre otro edificio.