No todas las obras de arquitectura son un éxito económico y social. Pero hay un temido término, reservado sólo para los proyectos más derrochadores: "elefantes blancos". El término proviene de la historia de los reyes de Siam, la actual Tailandia, que según se dice, regalaban sagrados elefantes albinos a los cortesanos que no les agradaban. Rechazar el regalo del rey habría sido inaceptable, pero siendo sagrados, estos animales tenían prohibido el trabajo, lo que llevaba al cortesano a la ruina financiera, un hecho que los reyes tenían más que claro.
Por supuesto, en la arquitectura, el término "elefante blanco" se utiliza con frecuencia para menospreciar ciertos proyectos, y si el proyecto es merecedor de tal infamia suele ser una cuestión de perspectiva. A menudo monstruosidades o recordatorios de los fondos mal gastados, estos proyectos se niegan a ser olvidados, a pesar de que hayan pocos que quieran recordarlos. Salpicados en todo el mundo y a través de la historia, todos ellos tienen la misma cosa en común: aunque quizás (o quizás no) alguna vez se vieron bien en el papel, es probable que deberían haberse quedado ahí.