El 13 de diciembre de 1943 una ley establecía las bases reguladoras del Patronato Nacional Antituberculoso creado con el objetivo de luchar y ayudar a erradicar una de las peores enfermedades sufridas por la población española y mundial durante el siglo XX: la tuberculosis. “El Patronato Nacional Antituberculoso viene dedicado a impedir la difusión de una enfermedad que representa la primera entre las causas de mortalidad en España, así como el peligro más importante para la raza", comenzaba el texto de la ley.
Tras la finalización de la guerra civil en 1939 la situación de España y la de su población no eran las más adecuadas. Este hecho se veía reflejado en un atraso respecto a otros países occidentales en cuanto al número de sanatorios antituberculosos. Tal es así que, en 1934, España con 66 sanatorios era el país con menos proporción de centros por habitante de toda Europa, uno por cada 357.000.