
Este Día Internacional de la Mujer, celebramos las contribuciones de las mujeres en la arquitectura, un campo tradicionalmente dominado por hombres. Aunque las narrativas dominantes pueden pasar por alto su impacto significativo, la historia de la arquitectura está repleta de ejemplos de mujeres que han moldeado la profesión de manera sutil pero poderosa. Cuando se limitó a un puesto de dibujante, Esther McCoy dio un paso atrás no para desconectarse, sino para observar mejor. Se convirtió en la primera crítica e historiadora de la arquitectura en notar el sabor único del Modernismo que se desarrollaba a lo largo de la Costa Oeste durante la década de 1950, llevando nombres como Richard Neutra o Luis Barragán al centro de las discusiones arquitectónicas. De manera similar, el nombre de Aline Louchheim puede no ser ampliamente reconocido entre arquitectos, pero, gracias a ella, el nombre de Eero Saarinen seguramente lo es. La profesión de publicista arquitectónico también surgió a través de esta colaboración. Estas historias nos recuerdan que reconocer los logros de las mujeres en la arquitectura no se trata de celebrar el género, sino de reconocer un sesgo histórico que ha obstaculizado el progreso de todo el campo.