La profesión de la arquitectura a menudo está marcada por aquellas personas que emplean su talento y recursos para permitir el cambio y generar una visión para un futuro mejor. Mientras algunos comenzaron su carrera con gestos audaces que captaron la atención del mundo arquitectónico y cambiaron paradigmas, otros trabajaron de manera más tranquila, cambiando el foco a los usuarios del espacio y preguntándose cómo pueden contribuir mejor a enriquecer el vida de quienes les rodean.
A medida que comienza el nuevo año, hacemos una pausa para recordar a los arquitectos que fallecieron en el transcurso del último año, pero cuyo legado y contribución a la arquitectura les sobreviven. Entre ellos, recordamos al ganador del Premio Pritzker y pionero de la alta tecnología Richard Rogers, al ícono posmoderno Ricardo Bofill, al reflexivo Gyo Obata, a la defensora e innovadora Doreen Adengo, a la pionera de la vivienda social Renée Gailhoustet y al polifacético ganador del Premio Pritzker Arata Isozaki.