Los programas de cocina nunca han sido tan populares en el mundo. Ya sean de recetas, reality shows o documentales, el escritor Michael Pollan señala que no es raro pasar más tiempo mirando este tipo de programas que preparando nuestra propia comida. Este es un fenómeno curioso, ya que únicamente podemos imaginar los olores y sabores del otro lado de la pantalla, como habitualmente nos recuerdan los presentadores. Al mismo tiempo, cuando vemos algo sobre la Edad Media, los ríos contaminados o desastres nucleares, nos sentimos aliviados de que todavía no exista la tecnología que transmita olores a través de la pantalla. De hecho, cuando se trata de olores (y más concretamente de los malos), sabemos lo desagradable que es estar en un espacio que no huele bien. Específicamente en los edificios, ¿cuáles son las fuentes principales y cómo pueden afectar los olores a nuestra salud y bienestar?
Todos hemos tenido la desafortunada sorpresa de encontrar algo de moho en nuestras casas. Los indeseables puntos negros y verdosos, generalmente observados en rincones oscuros y húmedos, pueden parecer inofensivos al principio, pero plantean un problema importante para los edificios y sus ocupantes. Principalmente, porque sabemos que su tendencia es de propagarse cada vez más, contaminando otros materiales y superficies, causando un olor característico y contaminando el aire. ¿Cómo es posible controlarlo y, principalmente, evitar que surjan a través del diseño arquitectónico?
Poco se habla sobre la contribución de los andamios a la historia de la construcción. Estas estructuras fueron generalmente tratadas como mero equipamiento y, por lo tanto, sus registros son muy escasos. Sin ellos, sin embargo, sería casi imposible construir la mayoría de los edificios que conocemos. Los andamios permiten alcanzar y mover materiales a puntos difíciles en una construcción, brindando seguridad y algo de comodidad a los trabajadores. Pero además de su función como estructura de soporte para edificios, hemos visto que los andamios también se pueden utilizar para estructuras móviles, temporales e incluso permanentes. A continuación, revisaremos un poco de su historia y sus posibilidades.
Francis D. K. Ching [1] caracteriza una chimenea como "una estructura vertical incombustible, que contiene un conducto a través del cual el humo y los gases de un fuego u horno se empujan hacia afuera y a través del cual se crea una corriente de aire". Si bien sus conductos pueden estar ocultos en paredes u otras estructuras, la parte superior de la chimenea suele quedar a la vista, con el fin de llevar los gases de adentro hacia afuera, sin ensuciar el ambiente ni perjudicar la salud de los ocupantes. Al ser elementos verticales, existen chimeneas que se convierten en grandes hitos del paisaje urbano, especialmente en proyectos industriales. A la hora de dibujar es fundamental decidir el "peso" que tendrá la chimenea en el proyecto. En Casa Milá, por ejemplo, Gaudí corona el edificio con formas sinuosas y curvas con chimeneas escultóricas. Hay casos en los que la sobriedad del edificio se refleja en su chimenea y otros donde el elemento vertical busca estar lo más oculto posible. Recientemente, también, muchas chimeneas han sido renovadas para nuevos usos o nuevas tecnologías más limpias. Ya sea en un papel destacado, integrado o escondido en el edificio, revisa a continuación algunos consejos de diseño y posibilidades de uso.
Muchos de nuestros recuerdos de la infancia son de la escuela. Sean buenos o no, la mayoría de los niños y jóvenes pasan la mayor parte de sus días en las aulas o en las instalaciones educativas. Según IQAir, "cada año, los niños pasan más de 1.300 horas al interior de edificios escolares". Pero a pesar de que el mundo ha cambiado enormemente en las últimas décadas, principalmente en lo que respecta a la difusión del conocimiento a través de internet, notamos que los proyectos educacionales siguen estando, de alguna manera, muy desactualizados. Como se señala en este artículo, lo ideal sería que la tipología de los espacios educativos y la configuración de las aulas se adaptaran a formas más contemporáneas de enseñanza y aprendizaje, no necesariamente en la organización habitual de pupitres alineados con un profesor al frente. Pero es importante que los análisis no se detengan ahí. Todas las superficies y materiales tienen una influencia importante tanto en el bienestar como en el aprendizaje de los usuarios del espacio.
Poco antes de la Primera Guerra Mundial, Harry Brearley (1871-1948), que trabajaba como obrero metalúrgico desde los 12 años, desarrolló el primer acero inoxidable. Buscando resolver un problema de desgaste en las paredes internas de las armas del ejército británico, terminó obteniendo una aleación de metal resistente a la corrosión, agregando cromo al hierro fundido. La invención encontró aplicaciones en casi todos los sectores de la industria, como en la producción de cubiertos, equipos de salud, cocina, industria automotriz, entre muchos otros, reemplazando materiales tradicionales como el acero al carbono, el cobre e incluso el aluminio. En la construcción civil esto no fue diferente y pronto se incorporó acero inoxidable a los edificios.
Utilizado masivamente desde la era romana en edificios de las más diversas escalas, es casi imposible pensar en un edificio que no tenga al menos un elemento de concreto. De hecho, es el material de construcción más utilizado en el mundo, debido a su versatilidad, resistencia, facilidad de manejo, valor accesible, estética, entre otros factores. Sin embargo, al mismo tiempo, su fabricación es uno de los principales contaminantes de la atmósfera, principalmente debido a que la industria del cemento emite alrededor del 8% de todas las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2).
Más allá de su producción intensiva, al ser un material tan rígido, pesado y compuesto de cemento, agua, piedra y arena, ¿es posible continuar usando el concreto de manera sostenible después de su demolición, eliminando sus desechos y la sobrecarga de los vertederos?
En la Casa Robie, Frank Lloyd Wright crea una disposición inteligente de espacios públicos y privados, distanciándose lentamente de la calle a través de una serie de planos horizontales. Los aleros pronunciados hacen que el espacio interior se expanda hacia el exterior. Considerada la primera fase de la carrera del arquitecto estadounidense, las llamadas Prairie Houses tenían una marcada horizontalidad, principalmente debido a los enormes planos creados por aleros ligeramente inclinados. Los aleros son omnipresentes en la mayoría de las arquitecturas tradicionales y, además de su rol estético, juegan un papel importante en los edificios, principalmente para mantener el agua de lluvia alejada de las paredes y la estructura. Pero desde hace algún tiempo, encontramos muchos ejemplos de proyectos con cubiertas inclinadas sin aleros, formando volúmenes puros y estéticamente limpios. Entonces, ¿cómo se resuelven los problemas prácticos de drenar el agua de lluvia, y el encuentro de los planos verticales y diagonales en estos edificios?
Presente en la narrativa del Diluvio en el libro del Génesis, Noé habría construido un arca después de un llamado de Dios, quien decidió inundar y destruir toda la vida en la Tierra debido a la conducta equivocada de la humanidad. Solo la familia de Noé y un par de cada especie de animales pudieron entrar en la enorme embarcación y salvarse. En la Biblia, el arca se describe con las medidas exactas de 300 codos de largo por 50 codos de ancho y 30 de alto. Esta era una de las unidades utilizadas en ese momento, basada en la longitud del antebrazo, desde la punta del dedo medio hasta el codo. Un holandés que se ha dedicado a construir una réplica del Arca de Noé, sin éxito en encontrar un valor preciso en el sistema métrico, usó sus propias medidas corporales como módulo. La modulación en las arquitectura significa adaptar el proyecto a un módulo definido, generalmente a una medida base o a un material. Ya sea un metro, un ladrillo, una cerámica o un contenedor, sirve para facilitar el proceso de diseño y hacerlo más eficiente y sostenible.
En los últimos años hemos publicado numerosos artículos relacionados con la madera. Desde abordar las tendencias de su uso, las posibilidades de la madera en bruto, los diferentes tipos de tableros, la madera curva, sus acabados, hasta sus innovaciones en estructuras de edificios altos o su comportamiento frente al fuego, el tema siempre genera mucha repercusión. Concretamente, las estructuras de Madera Laminada Cruzada (CLT) han emergido como una solución altamente eficiente, además de presentar otros beneficios térmicos, sísmicos e incluso sensoriales a los ocupantes, siendo señaladas por los especialistas como el hormigón del futuro. Pero cuando publicamos artículos en las redes sociales, siempre nos encontramos con comentarios de nuestros lectores preocupados por el impacto en la tala de árboles para todos estos usos. Al mismo tiempo que apostamos por la madera como el gran material de construcción del futuro, nos preguntamos: ¿es posible seguir utilizando madera? ¿hasta que punto es realmente sostenible?
Todo niño ha dibujado alguna vez una casa. Tal vez un día soleado con algunas nubes, un árbol frondoso, una familia con un perro, pequeñas rejas de madera, o incluso un automóvil. Y es casi seguro que, en estos dibujos, los niños dibujen un cuadrado simple con un techo a dos o cuatro aguas. Este arquetipo de la casa tradicional aparece en prácticamente todas las culturas, e incluso hoy en día muchos arquitectos lo utilizan en proyectos contemporáneos.
Además de la función principal de drenar el agua de la lluvia y la nieve, protegiendo al edificio frente al clima, los techos pueden ser un dispositivo estético importante para la composición de un proyecto. En la arquitectura moderna, las losas impermeabilizadas –o techos planos– surgieron con fuerza, pero las cubiertas inclinadas siguen siendo atractivas para los clientes y arquitectos. En este artículo abordaremos los distintos tipos de cubiertas y, específicamente, el proceso de fabricación y las características de la pizarra natural.
El Edificio Monadnock, en Chicago, comenzó su construcción en 1891 y todavía se utiliza sin problemas. El edificio presenta una fachada sobria sin grandes ornamentos y una altura muy expresiva –en ese momento– de 16 pisos. Se considera el primer rascacielos construido en mampostería estructural, con ladrillos cerámicos y una base de granito. Para soportar toda la carga del edificio, los muros estructurales en la planta baja tienen 1.8 metros de espesor, mientras que en la parte superior, 46 centímetros. 130 años después, este sistema constructivo sigue en boga y permite la construcción de edificios aún más altos, con muros mucho más delgados, logrando racionalidad y economía en la obra. Pero, ¿de qué se trata la mampostería estructural? ¿cómo utilizarla en proyectos arquitectónicos? ¿en qué edificaciones se recomienda este sistema?
Al diseñar el Pabellón Nórdico en Venecia, Sverre Fehn incorporó elementos arquitectónicos nórdicos de formas inusuales. Posiblemente, lo que más llame la atención del edificio sea su cubierta laminada de hormigón blanco, que es atravesada por los árboles, bloqueando los rayos del sol y filtrando la luz. Dependiendo del ángulo, las láminas permiten ver los colores del cielo y las copas de los árboles, aportando dinamismo a la cubierta al circular por el edificio. De hecho, el uso de elementos ritmados en fachadas, paredes y cubiertas es una tradición que proviene de la arquitectura nórdica y que se ha extendido por todo el mundo. En este artículo cubriremos algunos ejemplos del uso de esta solución, sus posibilidades y las mejores formas de amplificar sus efectos.
Desde el amarillo al gris, pasando por los rojos y los naranjas más tradicionales, los ladrillos son omnipresentes en muchas de nuestras ciudades y son muy utilizados en la industria de la construcción. En resumen, su proceso de fabricación incluye el moldeado de la arcilla y su quemado en hornos, permitiendo la creación de bloques macizos perforados, cobogós, tejas y otras formas. Los ladrillos cerámicos son baratos, fáciles de encontrar, tienen buena resistencia, buena inercia térmica, y no requieren de mano de obra tan especializada para su construcción. Sin embargo, si la instalación se realiza cerca de fuentes de alto calor, el ladrillo común eventualmente se agrietará y romperá. En este caso, los ladrillos refractarios son los más adecuados. Pero ¿qué son realmente y cómo funcionan?
Yuval Noah Harari señala que, hace unos 300 mil años, el Homo erectus, los neandertales y los antepasados del Homo sapiens ya usaban el fuego a diario. Según el autor del bestseller internacional "Sapiens", el fuego abrió la primera brecha significativa entre el hombre y otros animales. "Al domesticar el fuego, los humanos pudieron controlar una fuerza obediente y potencialmente ilimitada". Algunos estudiosos incluso creen que existe una relación directa entre el surgimiento del hábito de cocinar los alimentos (posible debido a la domesticación del fuego), el acortamiento del tracto intestinal y el crecimiento del cerebro humano, permitiendo al ser humano desarrollarse y crear todo lo que tenemos.
"Toda la mano será la décima parte del hombre; desde la base del mentón hasta la parte superior de la cabeza hay un octavo de su altura; desde las tetillas hasta la parte superior de la cabeza, será la cuarta parte de la altura". Si todavía sigues leyendo sin ir a buscar una cinta métrica, estas frases fueron escritas por Marco Vitruvio Polión, un arquitecto romano que vivió en el siglo I a.C., cuyo mayor legado fue De Architectura Libri Decem, un tratado escrito en latín traducido al español como Los Diez Libros de Arquitectura. Los datos presentados por Vitruvio fueron recopilados y dibujados unos mil quinientos años después por Leonardo Da Vinci, en su famosa obra L’Uomo di Vitruvio, intensamente reproducida en diferentes contextos, desde portadas de libros hasta delantales de cocina.
Los hongos están por todas partes. En el aire, en el agua, en nuestro cuerpo, en los árboles, en el techo del baño, bajo tierra. Pueden tomar la forma de hongos (comestibles, medicinales, alucinógenos o muy venenosos), u otros más simples, como el moho. Pueden desencadenar enfermedades, pero también pueden producir remedios antibióticos, como penicilina, o ayudar a fermentar quesos y panes increíbles. ¿Y si te dijera que también pueden ser el futuro de los envases y los materiales de construcción?
Entre 1950 y 2011, la población urbana del mundo se multiplicó por cinco. En 2007, el número de personas que vivían en las ciudades superó al de las zonas rurales. En 2019, el porcentaje ya era del 55% y se estima que para 2050 más de dos tercios de la población vivirá en ciudades. Pero el crecimiento no es constante en todas las partes del mundo. Según el Informe de perspectivas de urbanización mundial 2018 de la ONU, se espera que la población urbana mundial crezca en 2.500 millones de habitantes entre 2018 y 2050, con casi el 90% de ese aumento concentrado en Asia y África. Mientras aumenta la población, también aumenta la demanda de energía, alimentos y agua. Asi, la presión sobre los recursos escasos se ve agravada por el impacto negativo que esto tiene sobre el clima y el medio ambiente.